Es posible que el lector haya sujetado en sus manos una Biblia que contiene algunos libros y fragmentos que en las listas anteriores no aparecen. Algunos de esos libros que no se incluyen en el canon bíblico son:
- Tobías
- Judit
- Sabiduría
- Eclesiástico
- Baruc
- 1 Macabeos
- 2 Macabeos
- Algunas porciones del libro de Ester
- Algunas porciones de Daniel:
- el Cántico de los tres jóvenes
- La historia de Susana
- La Historia de Bel y el dragón
Estos libros y fragmentos se consideran apócrifos, es decir, que no pertenecen al canon bíblico tal y como lo conocemos hoy. Entonces ¿por qué algunas traducciones bíblicas los incluyen? Porque hay autoridades católicas que los consideran libros y fragmentos deuterocanónicos o pertenecientes al segundo canon bíblico. El segundo canon bíblico se definió en el concilio de Trento en el año 1546 e.c.
El canon de las Escrituras Hebreoarameas se completó en los días de Esdras y Malaquías, alrededor del siglo V a.e.c. Desde ese momento los copistas meticulosos y cuidadosos de las Santas Escrituras han sido muy escrupulosos para no alterar con adiciones o supresiones las escrituras inspiradas por Dios mismo. Estos copias, como los soferim y los masoretas conservaron el canon intacto durante siglos.
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